Nació en Rumania a orillas del Mar Negro en 1936. Los años de guerra y posguerra los sorprendieron migrando por Europa central y, a mediados de 1949, desembarcaron en Buenos Aires para comenzar una nueva vida que, a partir de 1970, transcurre en las sierras cordobesas, precisamente en La Falda, centro del Valle de Punilla…
Nació en Rumania a orillas del Mar Negro en 1936. Los años de guerra y posguerra los sorprendieron migrando por Europa central y, a mediados de 1949, desembarcaron en Buenos Aires para comenzar una nueva vida que, a partir de 1970, transcurre en las sierras cordobesas, precisamente en La Falda, centro del Valle de Punilla.
A pesar de haber sido testigos directos de la destrucción, la miseria y la pobreza, sus padres le enseñaron la riqueza de la vida en sus múltiples manifestaciones, herencia que quiso conservar y trasmitir con la espátula y el pincel, con las formas, las proporciones, la armonía y los contrastes. Esa prerrogativa de todo pintor expresarse con su manera particular, ya sea a través de juegos cromáticos, con trazos monocordes o transmitir del modo que le parezca, la belleza, la locura, la irracionalidad, la ternura o la denuncia social. Todo lo testimonial es valioso, lícito y digno de consideración y respeto. Demetrio, a los sesenta años de edad, delegó su estudio de ingeniería a su hija (arquitecta) para dedicarse de lleno a la plástica, hasta su fallecimiento, acaecido el 12 de Septiembre de 2015.
Por su parte, deseaba compartir con quienes se encuentren frente a sus óleos, sus emociones, sus asombros y la toma de conciencia de que formamos parte de algo maravilloso. Y también esperaba que disfruten con él y lo hagan en libertad, en la medida de su propia formación y su particular personalidad.
En sus obras pone a consideración de sus amigos y de todos los amigos de la luz y el color, trabajos que rescatan la belleza de singulares rincones de Córdoba y asimismo motivos de mar que conllevan un recuerdo agradecido a su padre Konstantino Miciu, maestro del arte de los pinceles lo mismo que el arte de la vida.
En sus telas solo trataba de plasmar la luz y el color; Demetrio decía: "La luz debiera ayudarnos a discernir aquello que el color nos invita a percibir".